Nadar desde pequeños: un ejercicio que brinda beneficios mentales para los más pequeños

Muchos piensan que la natación es una actividad solo física, sin embargo, se ha comprobado que nadar desde pequeños ayuda al desarrollo de habilidades mentales que benefician en el desarrollo de niños saludables.

El nadar desde pequeños ocasiona una estimulación de los sentidos de los niños y se cree que mejora el desarrollo cerebral y emocional. A medida que los bebés desarrollan funciones de movilidad y la respiración se vuelve más profunda, se les anima a emitir sonidos. Esto mejora la comunicación y ayuda en el desarrollo del lenguaje y el habla. El nadar desde pequeños también contribuye con la conexión entre la mente y el cuerpo de los niños, ya que los estudios han demostrado que durante el ejercicio se estimula la mente y se promueve un mayor desarrollo cerebral e inteligencia.

Por otro lado, el nadar desde pequeños ayuda el desarrollo de la confianza personal. A menudo, los niños pueden tener miedo al agua si no están sensibilizados a ella. Superar este miedo puede ser muy enriquecedor, aumentando la confianza y la autoestima. Esta nueva confianza puede extenderse a situaciones sociales, lo que le permite la interacción del pequeño con sus compañeros y el desarrollo de sus habilidades sociales. Mejorar la autoestima inculca una actitud positiva hacia la actividad física que ayuda más adelante en la vida.

Además, el nadar desde pequeños aumenta las habilidades sociales. Esto se debe que aunque a menudo se piensa que la natación es una actividad en solitario, en realidad es una gran actividad social. Le presenta a los niños a otras personas con intereses y estilos de vida similares. Los pequeños disfrutan de la interacción con otros donde encuentran un terreno común, solidificando un valioso compromiso social fuera de la escuela.

El nadar desde pequeños también ayuda a manejar los niveles de estrés controlados, una habilidad muy importante en el desarrollo de cualquier ser humano. La natación es un gran alivio para el estrés. Aclara la mente, proporciona rutina y fomenta un estilo de vida equilibrado. Científicamente, se ha demostrado que el nadar aumenta las endorfinas (y otras sustancias químicas que mejoran el estado de ánimo) en el cerebro.

Por esto, el nadar desde pequeños genera excelentes hábitos, además de ser una actividad fantástica para la salud física y el bienestar emocional, junto a tener beneficios invaluables para la salud mental. A medida que los niños crecen y se desarrollan, los efectos mentales positivos de la natación comienzan a alinearse, si no exceden los beneficios físicos de la natación, por lo que es una actividad integral que se debe incluir en las rutinas de los más pequeños.

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